¿Hay que esperar al 26.X.2025 para tomar decisiones?
“Necesito un tractor; ¿lo compro antes o después de las elecciones del 26 de octubre?”, el viernes pasado una mujer me preguntó en Tandil. “Cómprelo ahora, particularmente si encuentra a ...
“Necesito un tractor; ¿lo compro antes o después de las elecciones del 26 de octubre?”, el viernes pasado una mujer me preguntó en Tandil. “Cómprelo ahora, particularmente si encuentra a algún vendedor desesperado y consigue alguna rebaja”, fue mi respuesta.
Aprovechar una ganga no necesita explicación, pero sí por qué -error tipo I, error tipo II- le aconsejé que lo comprara. ¿Es que sé cuál será el resultado de la renovación parcial de las Cámaras de Diputados y Senadores? ¿Es porque sé en qué finalmente consistirá la ayuda que Estados Unidos le prestará a la Argentina?
Nada que ver. Al igual que los argentinos, difícilmente pueda contar de manera anticipada con información confiable referida al resultado de las urnas (los encuestadores cuentan hoy con mejor tecnología para realizar sus tareas, pero a la luz de los resultados los problemas metodológicos son crecientes). Y no me entusiasma imaginar escenarios, multiplicados por la probabilidad de ocurrencia. Porque es fácil imaginar escenarios, pero las probabilidades surgen de la galera.
Error tipo I, error tipo I, es un esquema útil porque la decisión es binaria. Compro el tractor o no lo compro; renuevo los manteles del restaurante o no lo hago; cambio la computadora de mi oficina o sigo con la que tengo.
La clave del consejo que le di a la mujer que me preguntó en Tandil resulta del hecho de que la empresa es un continuo. No puede parar y en el corto plazo tampoco puede modificar ni los equipos con los que cuenta ni los bienes que elabora. Claro que lamentará haber comprado el tractor si frente a una colosal derrota del oficialismo tiene que migrar y no se lo puede llevar puesto; pero también lamentaría no haberlo comprado si frente a una estrepitosa victoria del oficialismo, luego del 26 de octubre los precios de los activos aumentan de manera sustancial.
“Esperar hasta que aclare” puede servir para determinar el momento de salir a la ruta con el auto para ir con la familia de vacaciones. Pero en el plano empresario no es una buena idea porque, como les digo a mis alumnos, ¡nunca se aclara! y -por consiguiente- no hay más remedio que adoptar decisiones aquí y ahora.
Dios inventó a los empresarios para enfrentar la inevitable incertidumbre. Saben tomar decisiones, aunque no siempre las sepan explicar. No están en la Tierra para hablar, sino para actuar.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/hay-que-esperar-al-26x2025-para-tomar-decisiones-nid08102025/